Saturday, May 3, 2014

Y se abre el telón

¿Alguna vez has soñado con cumplir un gran sueño? 

Seguro que sí. 

¿Alguna vez has soñado con cumplir un gran sueño y compartirlo con el mundo en forma de lo que mejor sabes hacer?

Seguro que también. 

Se necesitan muchos elementos para solidificar un proyecto. Se necesita dedicación de cuerpo y alma y de tiempo completo. Lo sé por que en eso ando. Lo sé por que en eso anda la gente que admiro. Sin embargo, hay un par de factores que dan mucha comezón: Valor y dinero. 

Valor para decirle al mundo que estás haciendo algo muy importante. Valor para morirte en la raya una y otra vez con una sonrisa en el rostro; levantarte y correr contra el cristal una vez más hasta romperlo a cabezazos. Porque sabes qué hay delante. Porque sabes que tarde o temprano estarás del otro lado. No todos tienen ese valor. Yo conozco a alguien que sí lo tiene. 

El dinero quizá es el que más comezón da. Nos guste o no, se necesita. Alguien que admiro mucho dijo alguna vez: "El dinero es sólo una herramienta para conseguir lo que quieres". Y en realidad no es nada más que eso. En realidad nunca fue mucho más que eso. 

¿Alguna vez has soñado con ayudar a alguien más a cumplir un gran sueño? 

Seguro que sí. 

¿Alguna vez has soñado con ayudar a alguien más a cumplir un gran sueño y ser parte de él de una u otra forma? 

Seguro que sí.

Ayudar a que alguien logre sus metas es probablemente una de las pocas cosas más satifactorias que lograr metas propias. 

Sólo hay que esperar a ese alguien, con ese proyecto en ese momento. 

Yo conozco a este alguien. Yo conozco este proyecto. Este es el momento. 

se llama @DaliValadez. Su proyecto se llama "Y se abre el telón". El momento es ahora. 

Dali es alguien que busca lograr lo que quiere. Tiene la constancia, la disciplina, las ganas, las letras, la música y sobre todo el valor de ir por lo que quiere. 

Por otro lado, estoy seguro que a nosotros nos sobran unos pesitos. No miles, no millones. Podemos apoyarlo desde $30.

Sí. 

$30 por ayudar a alguien a cumplir sus sueños y ser parte de éste. Es una ganga.

"De pequeñas cosas está hecha la vida ¿no?"— dice Dali.

Me encanta el crouwdfunding. 

Me encanta la idea de deshacernos de esa enorme comezón que es una gran cantidad de dinero para cumplir un sueño compartiendo todos. 

¿Alguna vez has soñado con formar parte de un gran sueño? 

Seguro que sí. 

Este es el momento. 

No necesitas tarjeta de crédito. Se puede aportar desde la comodidad de un Oxxo. 

Nos toca el montaje, y a Dali le toca abrir el telón. Vamos por ello.

Sunday, March 2, 2014

El Oscar de nuestras vidas.

Voy a ir directo al grano, porque me gusta pensar que a estas alturas ya todos sabemos que Cuarón y Lubezki ganaron merecidamente premios Oscar. 

Por cierto que si se me va una que otra mala palabra, perdón. Pero las groserías se guardan para ocasiones especiales y hoy es una de ellas. 

Me molesta leer comentarios como: "Ni celebren, porque no son premios mexicanos", "Yo no sé por qué se paran el cuello si ellos radican en Estados Unidos", "Festejen el día que exista apoyo verdadero al cine nacional", etc. 

Yo no me paro el cuello. No, ¿saben qué? si me paro el cuello; si me siento orgulloso y aplaudí como loco frente a la pantalla desde el primer premio. Sí sonreí como estúpido por verlos triunfar; sí considero que sus logros son logros mexicanos. 

No es que les haya ayudado (brincos diera) ni que me sienta merecedor de lo que ganaron ni que los considere triunfos míos, porque claramente, no lo son. Es que me siento feliz porque esos dos chingonazos son mis compatriotas, es que me siento feliz porque esos dos cabrones, gracias a, y a pesar de sus experiencias en nuestro país (que al final conforman quienes son, de una u otra manera) lograron lo que pocos. 

Me irritan quienes los demeritan porque "no se quedaron en México y prefirieron largarse"; a veces hay que perseguir nuestros sueños aunque nos lleven al otro lado del mundo. "Preferir largarse", requiere de muchísimos huevos. Huevos que no muchos tienen; y requiere trabajo, muchísimo trabajo... ¿O a poco creen que uno simplemente dice "Ya me voy, allá si la hago" y de pronto está del otro lado?

Además, si allá, frente a cineastas de talla mundial, lograron hacerla a pesar de que en su país natal no existe el apoyo que debería... ¿No los hace eso todavía más chingones? ¿Alguna vez vieron "Homeless to Harvard" o "The Pursuit of Happyness"? Ambas son historias de gente chingona cuyo entorno era el menos favorable posible y eso mismo, que conforma parte de quienes llegaron a ser, les impulsó a llegar a serlo. 

No digo que, entonces, si uno quiere ser éxitoso busque el peor ambiente que pueda para desarrollarse, simplemente que a veces pasa y eso no hace más que acrecentar el valor del triunfo. 

¿No hay apoyo del gobierno para el cine mexicano? ¿No? Ok.
Seguramente si seguimos quejándonos (que para eso nos pintamos solos) eso cambiará.
Oh, y eso mismo leí durante Sochi, que no había apoyo para el deporte mexicano; ah, y eso mismo es el pan de cada día en mi propio terreno, donde leo y releo que no hay apoyo para los emprendedores mexicanos. Ni para los escritores, ni para los barrenderos, gastrónomos, científicos, estudiantes, obreros ni para nadie. 

¿Y luego? ¿Me sigo quejando mientras veo la tele sentado en mi sillón? porque está bien padre quejarse, pero también está bien padre ahorrarse dinero y compar "Nosotros los nobles" afuera del metro¿No? El apoyo a la industria empieza desde allí.  Y yo creo que no. yo creo que toca hacer a una lado nuestras carencias esforzándonos día a día en lo que hagamos, sea lo que sea eso que tanto nos importa hacer. Ya bájenle a su desmadre, no se quejen sin proponer, o quéjense, pero actúen en consecuencia de la conclusión que hayan sacado, dejemos de pensar en hacer y hagamos. 

A Cuarón lo corrieron de la UNAM y no se sentó a llorar gritando que el apoyo a la industria nacional era nulo; con la frente en alto, buscó oportunidades donde pudo.

Ejemplifco mejor aún: ¿Se han preguntado qué hubiera pasado si no lo hubieran corrido? ¿estaría en el mismo lugar en el que está? Quizá no, Steve Jobs habló mucho mejor que yo  sobre este tema en su famoso discurso para graduados en Stanford. Tal vez sí, tal vez no. Pero pasó así y no nos vamos a poner a discutir sobre eso porque nadie lo puede cambiar.

Mi idea es que podemos ver el lado positivo del asunto y pensar que si un compatriota ganó un Oscar, muy por convivir que sea, eso hará ruido y generará la consciencia de que en este país hay talento, y con suerte llegará a los oídos indicados, y con suerte el siguiente Cuarón tomará fuerza de esto y saldrá adelante, y con esfuerzo de a quienes competa, el apoyo al cine nacional crecerá y crecerá. 

Mi idea es que ellos, nos sirven de ejemplo para ganarnos nuestro Oscar, de escritor, de estudiante, de obrero o de músico. De lo que sea; el punto es que podemos tomarlos de ejemplo y poco a poco cambiar la perspectiva que tenemos de nosotros mismos y de nuestro país. ¿O qué, no podemos?

Esto es lo que pienso, y me gustaría saber qué piensan ustedes, por mi parte, estoy orgulloso de ambos mexicanos, me acaban de demostrar que con muchos huevos y trabajo duro puedo llegar a donde me plazca, me invitan a seguir luchando por ganarme el Oscar de mi vida. Y yo los invito a ustedes a hacer lo mismo.





Tuesday, January 21, 2014

El día que Mikael Stanne me abrazó por tres segundos y le grité: "WE FUCKING LOVE YOU"

PRIMERA PARTE


"Hoy es el gran día."

"No mames, en serio. Hoy por fin es el gran día."

"Apenas han pasado 17 días desde que comenzó el año y ya tengo puesta mi playera de conciertos. Será una noche genial."

"Chale, no sé si haya transporte público cuando salga del concierto."

"Ay, esa chava está muy guapa, si fuera al concierto estaría más guapa."

"En serio necesito saber como carajo me voy a regresar."

"Voy a twittear que no sé cómo carajo me voy a regresar a mi casa, para ver si así lo descubro mágicamente."

"Pues a ver si me encuentro a alguien conocido o hago conocidos. Y si no, pues sólo son 7.6 Kilómetros caminando después de la media noche. Ni que fuera tanto."


SEGUNDA PARTE


"Poli, ¿A qué hora sale el último metrobús?"

"Creo que ya había pasado por este Oxxo. O no. O si."

"Sí, definitivamente ya había pasado por aquí. Ya me perdí."

"Hola, buenas tardes; disculpa ¿El plaza Condesa?"

"Ya hay fila. Pero son bien poquitos."

"Ay, esa chava está muy guapa. Si tuviera boletos para pista estaría más guapa."

"¿Por qué la playera más padre sólo es para dama? dónde está la equidad de genero, chingá."

"Me compré una sudadera bien padre. Pero creo que me queda un poco pequeña de las mangas, hubiera comprado la grande."

"No, no quiero cigarros, ni chocolates, ni una pluma... O sea ¿Una pluma? ¿Qué pedo? vamos a entrar a un concierto."

"Me hubiera comprado un agua en el Oxxo antes de formarme."

"¿Y si me salgo de la fila y le digo a la de las sudaderas que me la cambie por una grande?"

"Ya empezó a oler a mota."

"Que no, no quiero cigarros ni chocolates ni una pluma. En serio tienes problemas si crees que alguien te comprará una pluma en la fila para entrar a un concierto."

"Madres, ya se hizo bien larga la fila. Me hubiera salido a cambiar mi sudadera hace rato."

"Se supone que abrían hace media hora."

"Híjole, no. No traigo mota."

"Hola, Amet. Soy su fan desde hace años."

"No, no los vi la vez pasada. :("

"Ahora sí ya hay mucha fila, a ver si se dignan a abrir de una vez."

"No, no quiero chocolates, ni papel arroz, ni tabaco suelto, ni filtros, ni cigarros completos... ¿de verdad se te ocurrió que alguien te iba a comprar una pluma?."

"¡POR FIN ABRIERON!"

"Sacaron las playeras más padres al final. Así no se puede vivir."

"A huevo, estoy en barda y casi en medio. Sólo unas horas más y ya. :)"


TERCERA PARTE


"Ay, esa chava está guapa. Si al rato se supiera las rolas y disfrutara el concierto estaría más guapa."

"¡Chelas, Chelas!"

"¿Cuarenta y cinco pesos? estás demente, es apenas un vasito."

"No, no traigo mota."

"¿En verdad te ganaste el Meet & Greet? qué pinche envidia. ¿Si estuvo chido."

"¿A ver el video?"

"Pues yo espero que toquen de antaño, pero las nuevas también me laten."

"Ojalá se arme chido el desmadre."

"Al menos los teloneros de los teloneros no son malos. Nadie les ha gritado que ya se bajen; ya es ganancia"

"Tengo ganas de ir al baño. :("

"RE-VO-CA-TION! RE-VO-CA-TION! RE-VO-CA-TION!"

"No mames, Revocation sí está bien chingón de telonero!"

"Nos acaban de dedicar 'Dismantal the Dictator' refiriéndose a Peña Nieto. No sé si reir o llorar."

"No, gracias. No quiero mota. Chíngatela tú. Más para ti, pero gracias, banda."

"Sí, estoy seguro."

"Qué buen setlist se aventaron. Ya sólo media hora."

"Ya se desmayó el primero, debe ser horrible ir a un concierto y desmayarte antes de que el principal se suba al escenario. :("

"Yo soy de aquí del DF, ¿ustedes?"

"Son como 4 horas en camión ¿no?"

"Ya que empiece, por el amor de Dios."

"El escenario quedó chido. Pero ya que empiece, por el amor de Dios."

"Todos empujan, ni madres que me sacan de primera fila."

"DARK TRAN-QUI-LI-TY! DARK TRAN-QUI-LI-TY! DARK TRAN-QUI-LI-TY!"

"Ya salieron, mi corazón se detuvo por un instante, pero reanimó todo mi cuerpo en segundos. Estaba cansado y me dolían los tobillos, ya no hay nada de eso; me siento renovado."

"Por fin estoy viéndolos en vivo. No importa absolutamente nada por ahora."

"GREAT! WE LOVE YOU TOO!"

"Me voy a ir al pit un rato."

"Ya estoy viejito, si me están doliendo esos madrazos."

"¡NO MAMES! 'The fatalist'. Ya valió la pena absolutamente todo."

"Oye, güey, ayúdame a subirme."

"Me sostienen todos, miro al techo y no puedo evitar reir y sonreir, grito, tiemblo, me acerco al escenario por encima de todos."

"Ya me vio un guardia con cara de te voy a meter una madriza en cuanto te agarre. No importa."

"MIKEAL! MIKEAL! WE ARE THE FATALISTS!"

"Mikael me tomó de la mano. Ya valió la pena absolutamente todo esta noche."

"El guardia me tiró al suelo y me golpeó en el hígado. No puedo respirar; Le gané, le di la mano a Mikael."

"HEY! HEY! HEY! HEY!"

"Ay, esa chava está muy guapa. Si aguantara todo el concierto así, estaría más guapa."

"¡NO! ¡por favor no queremos que se vayan!"

"ONE? THREE MORE FUCKING SONGS!"

"DARK TRAN-QUI-LI-TY! DARK TRAN-QUI-LI-TY! DARK TRAN-QUI-LI-TY!"

"Güey, me voy a subir, ayúdame."

"Es la última canción, alguien intenta sacarme la chamarra. Es difícil impedirlo cuando decenas de pares de manos son lo único que te sostiene."

"No puedo creer las últimas horas. No puedo describir cómo me siento. No importa, no pienso en nada; disfruto cada instante que sucede y lo guardo en mi memoria para siempre."

"¡NO MAMES! Mikael Stanne se arrojó al público, tengo que llegar a él."

"Algún día alguien me pateará en la cara y será el karma vengándote, perdóndame, dude. Pero tengo que llegar hasta él."

"STANNE! STANNE!"

"Stanne me toma de los hombros, yo hago lo mismo. Este es uno de los mejores momentos de mi vida, el sonríe, todos gritan '¡A HUEVO!' yo no sé reaccionar, pero algo tengo que hacer."

"WE FUCKING LOVE YOU!"

"No me voy a bañar en días, no. En meses; no, nunca."

"Stanne se alejó, un guardia me jaló del brazo, me golpeé contra la barda cayendo. Se me fue el aire, pero él de nuevo me golpeó. ¿Cuál es el pinche pedo de los guardias en conciertos? ¿no fueron a ninguno de adolescentes?"

"No, amigo. No me sobró mota."

"PLEASE COME BACK SOON! WE FUCKING NEED YOU!"

"Wow, esa chava está guapa. Si la volviera a ver en algún momento de mi vida, estaría más guapa."


CUARTA PARTE



"Qué bueno que bebí agua de la llave saliendo. Ya me iba a desmayar."

"Algo fascinante de cualquier concierto de cualquier banda que ames, es que sales con más energía que tenías cuando entraste."

"Son 11:50; el último metrobús sale en cinco minutos. Restan 1.2 kilómetros por correr. ¡Vámonos!"

"No, señora, no la quiero asaltar, pero gracias por moverse del camino."

"Creo que voy a vomitar."

"Sí, ¿el último? enseguida entro, poli. Gracias."

"Dude, ¿vas a recargarle a tu tarjeta?"

"Bueno, ¿me puedes pasar y te doy el dinero?"

"¿Los veinte pesos? el viaje cuesta seis. No seas culero."

"Ten tus chingados veinte pesos, entonces."

"No siento mi cuerpo ahora sí. Pero no importa, esta noche fue épica."

"12:11 Ya no alcancé metro, pero vamos a correr a la estación porque la esperanza muere al último."

"Me zumban los oídos bien pesado."

"No, señora, no quiero asaltarla. Pero qué mal pedo que no se movió. Casi me doy en mi madre por su culpa."

"Poli, ¿Aún hay servicio?"

"Cuatro caminos."

"Gracias."

"No puedo creer que alcancé metro. Hoy la suerte está de mi lado."

"¿Me da un Danup por favor?"

"Llegué a casa. Estoy deshecho."

"Voy a twittear que hoy fui a uno de los mejores conciertos en mi vida, porque si no lo twitteo, entonces no pasó."

"Chava guapísima que disfrutó el concierto como se debe: Pudimos haber sido felices por siempre."

Monday, January 6, 2014

Lección #2 : Tener fe y Confiar; disfrutar de la vida

Les contaré otra historia, no sé por qué la recordé precisamente hoy, pero lo hice, y me gusta pensar que es bueno porque a decir verdad me reconfortó bastante. La lección de hoy es sobre tener fe en que las cosas saldrán bien, en que debemos disfrutar la vida aunque nuestro futuro sea incierto, porque si hay algo cierto, es que el futuro siempre será así.

Sucedió hace no mucho, cursaba el último semestre de la preparatoria y las clases prácticamente ya habían terminado, quienes no debían materias anteriores ni temían reprobar las actuales disfrutaban por fin de paz. Por supuesto, la gran mayoría de mis amigos y yo, no estábamos en ese grupo (porque nos gusta vivir al límite). 

De cualquier forma, la ceremonía de graduación se veía cada vez más cerca y todos, incluso nosotros, nos sentíamos alegres por ello. La idea de sentirnos egresados aunque fuera ficticio por el momento parecía consolar nuestras preocupaciones y nos animaba a seguir respirando. 

La historia de hoy no es sobre la ceremonia en sí, ni sobre los preparativos, o la graciosísima anécdota que resultó en Amet comprando una camisa nueva a las 7:00a.m. porque no tenía ninguna que vestir en la ceremonia que se celebraría dentro de pocas horas. Eso será (probablemente no) en otra ocasión.
La historia de hoy va sobre lo importante que es tener fe y confiar en que las cosas saldrán bien, porque en caso contrario, podrías pasártelo muy mal el día de tu graduación (ups, spoiler).

Allí estaba yo. A las siete de la mañana formado para pagar una camisa azul cielo, inconsciente de que la economía mundial pendía de un hilo y no debería despilfarrar dinero de esta manera a causa de un descuido. Pero ahí estaba ella, mi mamá. Apoyándome fuera lo que fuera como siempre lo ha hecho.

Allí estábamos nosotros, formados ahora frente al auditorio que sería testigo del momento en el que nuestros nombres serían mencionados uno a uno al ritmo pesado de un señor barbón que da clases de filosofía y que siempre me cayó muy bien. 

Y allí estábamos también, sentados murmurando y bromeando, abrazándonos y compartiendo uno de los últimos momentos que pasaríamos juntos como compañeros de escuela, esas invaluables personas y yo. Y yo, sentado en la tercera fila, en la esquina a la izquierda. Muriéndome de preocupación porque no sabía si esto en realidad sería una farza. Porque debía tres materias bastante difíciles, porque mis posibilidades de egresar no solo eran bajas sino realmente penosas según muchos profesores. Viviendo un infierno con pinta de cielo. 

No sé cómo algunos se las arreglaron para reir cuando sus situaciones académicas eran peores que la mía. Pero lo lograron y yo moría de envidia. Allí estuvimos aplaudiéndonos cuando pasamos al frente y recogimos nuestro diploma y también allí estuvimos cuando nos fotografiamos paran nunca olvidar cuando fuimos felices por un segundo. 

Les contaré un secreto que nunca le conté antes a nadie y que me duele mucho:  No invité a mi papá deliberadamente. Evité a toda costa durante un mes decirle: "Hey, el seis de junio es mi ceremonia de graduación, a las 10:00a.m. y no sabes lo feliz que me haría verte ahí, por favor, ven".

He cometido muchos errores en mi vida, como todos, pero probablemente ese sea uno que jamás olvidaré.

No es necesario conocerme mucho para saber lo importante que es él para mí. Dejé que mis profesores pesimistas se convirtieran en voces interiores pesimistas que me convirtieron a mí en alguien pesimista y me privé de ver a mi padre feliz por mí en una fecha así de importante para él. 

Él siempre fue excelencia académica. Yo lo fui hasta la preparatoria, donde mis notas me alejaron de serlo.

Y si ni yo me creía el cuento de la graduación, no podría con el peso de decepcionar a mi padre de esa forma. No dormí varias noches imaginándolo orgulloso el seis de junio, y triste (enojado, decepcionado, y qué más sé yo) después, porque su hijo no dio el ancho. 

El día de la ceremonia lo imaginé, en la parte posterior del auditorio, junto a mis hermanas y mi madre. Feliz, orgulloso de mí, disfrutando del día. Les comparto, de corazón, que no tienen idea de cuánto me atormenta que jamás podré verlo en realidad porque fui cobarde y no creí en mí. 

Todo empeoró cuando, después de la ceremonia, mi madre nos llevó a celebrar, sí. A celebrar, a un restaurante de carnes, que, ya entrado con ustedes en confianza,  resultaba más caro de lo que podíamos pagar, pero que mi madre se había arreglado para cubrir ahorrando no sé desde cuánto tiempo atrás. 

Comeríamos hasta hartarnos, porque el hermano, el hijo, el estudiante, la promesa que era yo, egresaba y se abría paso por el mundo. Yo sólo quería romper en llanto cuando mi mamá propuso un brindis. No pude respirar cuando tuve que sonreir. No tenía palabras cuando me dijo: "Esto es por ti, disfrútalo".
¿Y les digo qué? fue la comida más deliciosa, pero tortuosa que probé en mucho tiempo. ¿Y les digo otra cosa? Tenía tantas ganas de llorar que mis ojos no pudierno expulsar ni una sola lágrima. ¿Se han sentido así? honestamente deseo que no y que nunca pasen por ello. Tu cuerpo se paraliza y tu cara se calienta, tus ojos explotan pero no pueden explotar. Te vuelves nada, pero no puedes desaparecer. 

¿Y les digo otra cosa? las siguientes semanas me maté estudiando. Lo dije mucho a broma, pero hoy sé que es cierto, estudié como nunca antes en mi vida. Luna tras luna y ecuación tras ecuación. Todos mis días se reducían a entintar problemas y soluciones en papel. 

La semana de exámenes apesté a café. Tenía ojeras olímpicas y me temblaban las manos. Creo que pude ser extra de zombie en alguna película si me lo hubiera propuesto. Dormí cuatro horas y media en cinco días. Fue monstruoso. 

Pero, permítanme contarles algo: ¡LO LOGRÉ!  Un viernes en la noche, consulté en internet la última calificación que restaba y era aprobatoria. Oficialmente egresé el viernes 28 de junio de 2013. Grité, lloré, volví a gritar y no sé qué pasó después. 

Cuando desperté a la mañana siguiente, mi mundo era diferente. Yo era diferente. Pesaba toneladas menos. 

Mi padre supo eventualmente sobre la ceremonia y nunca supe que decir; por suerte el tema cambió repentinamente y parece que cuando hablé después, sobre todo lo que había sucedido(lo de las materias que debía, pues), me entendió. (O por lo menos eso me gusta pensar hasta la fecha).

Les cuento todo esto porque jamás lo había escrito y necesitaba hacerlo, pero sobre todo porque ahora, sé que hay que tener fe. Fe en que puedes disfrutar de la vida, confianza en que puedes invitar a quienes más quieres a tu ceremonia de graduación y disfrutar un festín con tu mamá y tus hermanas. Confianza en que te vas a partir la madre estudiando porque tú te lo buscaste ,pero al final, tus sacrificios tendrán resultados.  

Hay que tener fe en que todo saldrá bien, y disfrutar de la vida aunque nuestro futuro sea incierto, porque si hay algo cierto, es que el futuro siempre sera así.

Yo no sólo escribo para expresarme, sino para hacer pensar a quien me lea. Que nunca pasen por lo que yo pasé porque es un infierno, se los digo. La lección de hoy es algo compleja y muy larga, lo sé. Pero vale la pena y como siempre hago cuando escribo este tipo de cosas. Gracias por llegar hasta aquí y acompañarme cuando me enfrento a mis demonios utilizando solamente palabras. Lo aprecio y te aprecio. Hasta la próxima. 


Friday, January 3, 2014

Lección #1: Si en ningún lado dice que no se puede hacer, se puede hacer

Les contaré una historia un tanto graciosa. Al final espero que vean el lado creativo y no el pobre del asunto. Porque el punto no es entrar al cine gastando el menor dinero posible (que también), sino jugar con las reglas de alguien más y aún así ganar (y divertirte en el proceso). Así que aquí vamos: 

Era un día cualquiera en la oficina. Una sinfonía alegre de claxonazos amenizaba el ambiente y hacía un frío de esos que dan gusto; el punto es que de la nada, surgió la idea de ir al cine terminando el día. Veríamos "The secret life of Walter Mitty", película de la cuál escribiré un post tan pronto como pueda.  Eso sí, usaríamos las tarjetas 2x1 que vienen en el calendario Cinépolis cada año porque resulta que ahora por cada año que pasa es más caro vivir. Iríamos cuatro, así que todo estaba cubierto. 

El único problema era que la plaza que elegimos (y que yo frecuento casi cada semana) es a veces demasiado popular para nuestra convenciencia; lo que significa que las filas son largas como de súper y lentas como de banco. Además, los boletos (buenos) se agotan con horas de anticipación. Decidimos reservar por internet (porque vivimos en el siglo XXI y todo eso) y de pronto nos surgió la duda: ¿Será que podremos pagar con las tarjetas de descuento aún reservando? 

La lógica dice que sí. Después de todo, reservar es una forma de pago, no una promoción. Por otro lado términos y condiciones de la tarjeta y las reservaciones (no me miren feo por haberlas leído, a veces pasa) no dicen absolutamente nada al respecto. 

Llegamos a la plaza (a pesar de que el tránsito capitalino luchaba a espada y semáforos para impedirlo) y junto con un amigo, me dispuse a recoger los boletos. Mencioné la reserva y cuando sacamos las tarjetas la empleada arqueó las cejas, hizo la cabaza hacia atrás y su voz se quebró un poco mientras intentaba recordar qué se hacía en esos casos. 

No tuvo éxito y le pasó el rompecabezas a una compañera, que hizo lo mismo hasta que llegó al gerente, quien dijo que no era posible. Yo moría por preguntar: "¿Por qué?". Apostaría un año de cine a que no habría podido decirme algo razonable de acuerdo a las reglas. Simplemente se miraba todo norteado y en esos casos nadie se arriesga. 

Lo único que me detuvo fue la hora. Eran 7:17p.m. y nuestras reservaciones caducaban a las 7:20. Pensamos en una estrategia mejor, preguntamos si podíamos cancelar la reservación e inmediatamente comprar los asientos que reservamos. Nos dijeron que no, pero que podíamos escoger otros y dejar de molestarlos de una buena vez disfrutar nuestra función. Por supuesto que no haríamos eso. 

Preguntamos entonces: "¿Podemos esperar a que caduquen, y en cuanto lo hagan, comprar los asientos que reservamos?". En este punto la cajera también se divertía. No sé si por nosotros o con nosotros, pero por lo menos le sacamos una buena sonrisa. No había oposición posible a ese plan. Así que nos pusimos a platicar frente a la caja mientras ella reía nerviosamente. Lo estábamos pasando de lo lindo. 

El reloj marcó las 7:20 y preguntamos: "¿Ya podemos comprarlos?". Ella asintió. Compramos un par de boletos, nos preguntó si utilizaríamos alguna promoción, le entregamos una tarjeta, le dimos dos pesos extra (para redondear el cambio) y terminó. Acto seguido, compramos otro par de boletos, nos preguntó si utilizaríamos alguna promoción, le entregamos otra tarjeta, le dimos dos pesos extra (para redondear el cambio) y terminó. 

Habría sido más fácil si nos permitían pagar la reservación con las tarjetas desde el principio (porque insisto, y desmiéntanme si no) dado que no hay ninguna regla (ya las volví a leer) que  impida hacerlo. También habría sido más fácil si en lugar de reservar usábamos una tarjeta de crédito y comprábamos en línea (porque vivimos en el siglo XXI y todo eso), pero el punto es que con un poco de creatividad ( y desvergüenza... de la buena) pudimos lograr lo que queríamos sin romper reglas o armar un relajo. 

Conozco a muchas personas a las que les daría pena esperar frente a la caja, y preferirían elegir otros asientos. Conozco a muchas personas a las que les incomodaría el simple hecho de querer usar una promoción y que al final no se pueda. Tanto, que aceptarían cualquier argumento del gerente por muy hueco que fuera con tal de salir del paso. 

Nosotros somos los clientes, y en tanto lo seamos, podemos jugarle al tonto y esperar, podemos preguntar hasta que no tengan respuesta, podemos jugar con sus reglas y ganar, porque después de todo, "Si en ningún lado dice que no se puede hacer, se puede hacer" (@ardroz, 2014). Y eso aplica no sólo en el cine, sino en la vida. 

La lección es: cuestionar, preguntar, no conformarnos por pena y porque alguien podría vernos y qué oso. Todo el tiempo, siempre. Porque podríamos ahorrarnos $92 en el cine, pero también podríamos lograr el mayor descubrimiento del siglo. Y vaya que muchos lo han demostrado. Así de simple.



Monday, December 30, 2013

La alcancia de fin de año

Desde que era pequeño, hace no tanto tiempo (bueno, hace mucho tiempo) mis padres comenzaron a llevarme a la feria de fin de año local. Primero sólo una de mis hermanas y yo, después el otro par también. Se convirtió en una bonita tradición familiar que mi madre continuó, a pesar de que poco a poco crecíamos y crecíamos. Año con año, sin fallar, miramos un lindo espectáculo de fuegos artificiales y recorremos las calles de mi vecindario eligiendo juegos mecánicos y de destreza o comprando chácharas durante un par de horas. 

Debo decir, que mis hermanas y yo nos tomábamos esto muy en serio. Sólo se nos permitía gastar cierta cantidad de dinero. Lo curioso es que aunque nosotros tengamos más, usualmente respetamos el tope que hemos respetado desde pequeños. Por la tradición, ya saben. 

Yo no soy fan de los juegos mecánicos de feria. Así que jamás invertía en ellos, sin embargo, cuando era pequeño mi papá ganó una alcancia de cerámica para mí, y como todo buen niño de seis años me propuse ganar una por mi propia cuenta. Y lo logré; así, desde entonces, una tradición propiamente mía, ha sido asistir a la feria, a veces con el único objetivo de jugar a los dardos y traer a casa una asombrosa alcancía de cerámica en la que guardaré mis ahorros durante el año siguiente. Todos los años, año con año. Siempre.

Esto significa que para la fecha en la que escribo este post (justo regresando de la feria) he tenido trece figuras cerca de mi cama almacenando monedas hasta que llega su reemplazo. ¿Contaron? Deberían ser catorce alcancías. Me falta una.

¿Qué pasó? sencillamente que este año, después de cuatro intentos de diez pesos cada uno, después de doce dardos lanzados: fallé. Como nunca, fallé. Me sentí triste. Me sentí roto. Incluso mi hermanita de doce años lo notó y me ofreció una moneda de diez pesos para que intentara nuevamente, me negué; no sólo porque era su dinero (y yo traía un billete de cincuenta pesos en la bolsa), sino porque habría rebasado el límite tradicional (de sesenta pesos, pero compré un esquimo ya que sentía la alcancía ganada desde siempre). Me sentí deshecho porque para mí era algo seguro. No sé cómo explicarlo porque sé que llorar por no ganar una estatuilla en forma de busto de Batman (chafísima) con un valor económico mínimo es sumamente ridículo, pero me dolió. 

Para mí esa alcancía siempre ha representado más que una alcancía barata que a veces rompía a mitad de año, pero como significaba algo importante, la rompía con cuidado, gastaba el dinero y la seguía usando el resto del año. Para mí significaba tradición, alegría, incluso premonición. 

Hay muchas cosas en mi vida, así de pequeñas, así de insignificantes y así de grandes, siginificativas e importantes; hoy perdí una de ellas. Llámenme exagerado pero estoy en shock. Me siento incómodo y quiero caminar un par de cuadras y regresar con una alcancía ahora mismo. Pero no lo hice cuando llegué al límite económico hace unas horas y no lo haré ahora porque las cosas cambian. Incluso lo más arraigado a nosotros puede desaparecer en cualquier instante. Incluso lo más seguro, lo más fiable y lo que pensamos que siempre estará con nosotros, se irá a su debido tiempo. La vida es así. Es tan así que cuando llegue la hora, la perderemos a ella misma sin remedio. La vida es una progresión de cambios irremediables.

Me siento ridículamente mal por no tener mi alcancía, no sé cómo explicárselos, lo repito, pero es una pequeñez que durante mi vida ha significado un mundo. Sin embargo, esta pequeñez me permitió darme cuenta de algo muy importante:
2014 no será un año como cualquiera que haya vivido jamás. No es broma ni optimismo desmedido de fin de año. 2014 será un año de cambios, cambios radicales en mi vida, les estoy hablando de que, si todo marcha como espero, incluso el parque que tanto amo y frecuento desde que tengo memoria, desaparecerá de mis días por un buen rato. 

Viviré aproximadamente a 3859.21km de mi hogar (según Google maps). Me enfrentaré a la vida en otro país, con otras costumbres tradiciones y estilo de vida por un tiempo. Soidificaré mi empresa, creceré; crecer significa cambiar y yo lo haré radicalmente.

Así que debo acostumbrarme al cambio de pequeñas cosas para adaptarme a los grandes. Les confesaré algo más: tengo miedo. No de viajar ni de mejorar, sino de cambiar: me gusta mi vida, me gustan mis amigos y hasta mis enemigos. (bueno, yo no tengo enemigos, pero entienden el punto).

Hoy perdí una alcancía, pero gané consciencia de cómo gira mi mundo y es curioso como algo tan grande se aprende de algo tan pequeño. Decidí que dentro de 364 días no jugaré a los dardos. No ganaré una alcancía porque hoy me volví consciente de que mi universo cambiará radicalmente durante el año que sigue y así lo recordaré de ahora en adelante. 

Yo sé que puede parecer una nimiedad, pero para mí es algo importante. Si llegaste a este punto, no sabes cuán agradecido estoy contigo por haber soportado un post largo sobre mis problemas existenciales, significa mucho. Es todo. No me quiero poner sentimental porque probablemente a eso le dedique un post en un par de días. 



Monday, December 23, 2013

UN MES DE FREE WRITING - OCTAVO DÍA

Lee el capítulo anterior de esta historia o el principio si no lo has hecho

Día #8: Realidad.

La abrazo con urgencia. Necesito que su calor sea nuestro calor. Necesito que el verde de su mirada envuelva el castaño de la mía. Mi respiración se acelera, creo que ganó la competencia interna en mi cuerpo, porque todo lo demás, excepto el corazón, ya no vibra con la misma intensidad. ¿Será porque el corazón jamás se rinde?

 ¿Y ahora quieres jugar rápido? eh. no cree que sea la mejor elección dice, está segura. Y yo de nuevo estoy confundido; no me gusta este juego, pero me encanta. 

 Aún nos queda una deliciosa taza de café por compartir se ríe. Disfruta verme la cara de idiota que, obviamente, no puedo disimular. 

La miro a loz ojos, todo sucede tan rápido que no me imagino otro escenario para los próximos cinco segundos que no sean sus labios contra los míos; sus pómulos se enrojecen, sus pupilas se dilatan y puedo sentir que su corazón se ha unido a la competencia de velocidades. No sabía que sus órganos concursaban también. 

Sus manos tocan mi pecho. ambas palmas contra mi cuerpo. Me sonríe y todo termina, de pronto me empuja y se aleja. Su cabello brinca en todas direcciones. 

No sé qué decir, creo que ya no sé hablar, sólo sé mirarla. Yo no creo en el amor a primera vista, pero si creyera en él aceptaría que Clara me atrapó desde que escuché su voz por vez primera, pronunciando mi nombre. Nunca nadie lo había hecho tan bonito. 

La eternidad se termina y al dejarla atrás, suena una campanilla. Cómo odio las puertas que suenan cuando abren; quién las inventó debió estar loco. Nos sentamos en la segunda mesa a la derecha, dos  filas al fondo. Ella escogió. Somos los únicos en por aquí. Miro el reloj y son las diez de la mañana. Estoy impresionado. Absolutamente todo el lugar es de madera. Caoba, Roble, Cedro, Pino y no sé qué más. Yo no sé un carajo sobre madera pero sé reconocer cuando algo es hermoso y este lugar lo es. 

Un muchacho se aproxima, le divierte verme e intercambia una mirada de complicidad con Clara que no me gusta para nada. Aún no lo había pensado, pero ¿a caso no era yo el número ocho en la lista? ¿Clara habría tenido una "cita" con siete sujetos antes que yo, y aún las tendría al menos con cuatro más. ¿No es así?

Mi semblante cambia. La realidad me abraza por primera vez en unos minutos y no me gusta cómo se siente. Quiero salir de aquí, me siento utilizado, pero me quiero llevar a Clara conmigo  a pesar de todo.